Pequeño Muestrario de Camareras Irresistibles

Este texto tiene ya unos añitos, tengo que forzar mi memoria para saber cuántos, y yo trabajaba en el Akerbeltz a veces con Karmelo Iribarren y me lo pasaba genial, escribía mucho y estaba hecha una crapulilla. Pero simpática.
A U este texto le encanta y ella es tan maja que se lo lleva a sus alumnas, alguna dijo que a ver si era pornográfico, pero que vaaaa... Es un pelín descarado pero nada más. Y a otras pues parece como que les ha enganchado por algún lado.
Karmelo lo publicó en la revista literaria Bart, de la Parte Vieja Donostiarra y no veas tú que pollo se montó en el bar y que cachondeito tenían luego todos conmigo.
Así que a petición de U lo voy a transcribir, que igual flipo mientras lo hago como esas jovencitas porque hace mucho que no lo leo...

PEQUEÑO MUESTRARIO DE CAMARERAS IRRESISTIBLES

LAS FRESCAS
Cómo me hubiese gustado que en vez de pedirme una caña me hubieses pedido los labios, o que al pagarme me pasarás una nota de te espero en el baño y en un momento de descuido me salgo de la barra y me pierdo entre las baldosas y tu boca. O que casualmente nos encontremos solos a la hora de cerrar y te pongo una canción, o dos, o las que hagan falta y me sirvo una copa y me siento a tu lado poniendo ojos de mimosa y voz de cansada y te acaricio el pelo y vuelvo de nuevo a tu boca jugosa, condensada, y que el calor me suba por la espalda mientras me dejo, me dejo, me dejo...

LOS ÁNGELES
Coronada de blanco detrás de la barra, entorna los ojos cuando le pido un café y se mueve lánguida hacia la máquina y de nuevo baja la mirada y me dice es un euro, pero para mí que es el cielo o un trocito del paraíso y mañana te espero en la puerta o te hago un poema si me dejas desnudarte y amarte toda la noche.

LAS DURAS
No, no formo parte de la decoración del bar y no soy ni oye churri, ni oye bonita, ni ninguna gaita de esas, si quieres que te sirva algo estáte tranquilito y dirígete a mí con calma o te hielo de un vistazo, que estoy para pocas y encima me duelen los pies una barbaridad y estoy con la regla.
Así que chaval, no me marees y pídeme todo de una alto y claro, que no me tenga que inclinar mucho ni hacer esfuerzos para oírte mientras tú aprovechas mirándome el escote como un atontado y olvidas de nuevo todo lo que te ha pedido el resto de tu cuadrilla.

LAS CULTAS

Antes de llegar a la barra ya sabía que te conocía de algo, aquella Facultad de Filosofía y Letras, y es que eres inconfundible detrás de esas gafas de intelectual frígida, pero estoy seguro de que tienes que ser una auténtica fierecilla que si te dejo me atas a la cama y me azotas hasta saciarte. Es posible que luego nos leamos juntos algún pasaje de filosofía de esos libros que rondan por tu cuarto y te pongas cachonda de nuevo y quieras hacerlo en la cocina rememorando escena de no sé qué película.

LAS TRISTES

Las camareras tristes son siempre las más guapas y por eso están tristes, porque su belleza hace que corran más peligro de que cualquier hijo de puta se acerque a ellas para robarles el corazón, el muy bandido. De pronto te pusiste triste y no parabas de estarlo, daba la sensación de que en cualquier momento te daría un desmayo emocional y te tendríamos que recoger detrás de la barra. Egoístamente en tu tristeza residía mi secreta alegría de que volvías a ser un corazoncito solitario y disponible.