Así de primeras, cuando abrí este blog tenía otras intenciones más frescas, de fresca, como hay que ser, una auténtica desairada e indolente, aunque luego en casa te muerdas las uñas, te sientas sola o pérdida. Son situaciones transitorias intrínsecas que indican capacidad de emocionarse, para bien o para mal.
Yo voy a intentar ocuparme de mí misma, con indolencia y desafecto, por cubrirme las espaldas, nunca literalmente, ya que la idea de verano o el sol sobre la piel, cuando desnudas tus pies en la arena... indican tiempo de ligereza textil o ausencia de ella.
Sobre mis pasos un día más, avanzando hacia mi cama, donde todavía quedan horas de ocio conmigo misma, y no sólo son los plátanos parte de mi intimidad (sé que han llamado tu atención), me llevo un poco de cava y me esperan una pila de libros, artículos en modernas listas de lectura, joyas por pensar y después de todo eso, es cuando cierro los ojos y pienso en tí, mi favorito actual de adjetivo impronunciable.
A quien hace ya más de dos años, y bajo otra forma escondido, debí dedicar este poema seguramente escrito bajo el influjo de los estados transitorios.
POEMA 1 PARA MI BELLO
Sólo a veces me deshilo en la cama
en días blancos de nieve y miedo
arrullada entre edredones
en el bombo de esta lavadora,
pesan sobre mi cabeza
las horas perdidas en tu hombro.
Dónde amanece esa luz purificadora
dónde las aves...
Mis alas de ángel herido
pesadas de herrumbre,
la losa
que ha de enterrar mi sueño.
A veces miro al mundo de cara
y me pliego
otras soy una heroina en color
puro sexo y deseo
que arrasa de placer las esquinas
de los cuerpos cansados,
que como perros vagabundos
merodean los lugares de esta fría ciudad.

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