Hemos pasado a otro estado.
Yo soy líquida, sangre y primavera. Todo se ha transformado.
Hubo una luna muy grande y no ocurría nada. Al menos nadie era consciente. Nadie me lo contó ni me lo dijo y yo avancé un poco más para terminar todo antes de que fuera a empezar. Por si acaso.
Run, baby, run.
Otros días no se ha despertado el sol tan pronto. Yo estaba en otra ciudad y en otra cama cuando la luz me pidió salir a la calle y dar la cara de frente. Con el estómago vacío me he explicado a mí misma. Y la sensación aún es de ayuno.
Run Baby, Run. No te quedes en los pantanos.
Tocar base, volver a casa con el sol sobre los hombros. Siempre la barbilla recta, ni muy arriba ni caída, ya es primavera. Y no te han encerrado como pediste. Dijiste que te aislaran en la premonstruación y mira. Has estado libre.
Es similar a ahullar en luna llena, al celo de una gata. No te resistes, no hay techo que frene la explosión, es natural, inconsciente.
Yo camino y cada vez tengo más calor, los flecos de las botas adornan el ritmo y los patos miran el azul copiado de sus cabezas.
Ya veo el mar y las barcas tranquilas, es temprano, el agua se despereza desplegando lenguas de espuma en las rampas del puntal.
Doy por inaugurada la primavera con uno de mis paseos habituales que tampoco llevan a ningún sitio y qué manía con el rumbo y el destino.
Run Baby, Run.
Después llega la noche, y la piedra del paseo todavía emite calor.
Los sofocos son menos y las conversaciones ya no importan, la calma invita a reírme y no pensar. Prefiero no pensar, quizá otro día más acertado para mi cabeza.
Run baby, run.
Volvamos a esa casa, vamos a poner unos discos y no pensar. Todavía está mi pañuelo olvidado desde el verano pasado en la sala. Es de hilo, color hueso y de seguro aquella madrugada regresé a mi casa pedaleando con la garganta expuesta a la mañana. Ni recordaba haberlo echado en falta.
Son mis pequeños tránsitos emocionales, los caminos al cielo y mar cuando los aviones despegan. En estados carenciales quisiera también elevarme ingrávida a cuerpo descubierto, ligera y en silencio, ascender inalcanzable.
Mirar desde arriba como si no fuera conmigo.








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