MicroEdiciones
PoeTry, serie de poemas individuales y plegables.

Estos días he estado hurgando de nuevo en mis papeles, he descubierto nuevas maneras de autoeditarme y buscaba poemas aprovechables y medianamente dignos.
No me resulta nada sencillo hacer una selección de ellos, descarto sin piedad muchos, que tienen buenos versos quizá, pero chorrean por algún lado y para mí no son presentables como poemas.

Cuando yo digo autoedición, digo manual pero de principio a final. Más que nada porque con los medios disponibles es la manera más sencilla y yo solo sé maquetar sobre el material.
Así, aquel papel que imita a la piel o cuero comprado en saldos, ya tiene destino como portada y contraportada.


Y luego la Olivetti, imposible de usar fuera de las horas marcadas en la normativa acerca de ruidos. Ésa sí que canta, como decía aquel pasiego acerca de su John Deere, que todavía cantaba por el campo.



El plegado es sencillo, pero me encanta porque tiene punto de fuga y se recoge en sí mismo. Todo esto viene a cuento del origami, que se extiende más allá de las figuras de papel y permite crear ediciones manuales sencillas y baratas.
Con este mismo plegado estoy preparando también un Cuaderno de Notas que tiene la misma apariencia que este Poema Individual, pero que al desplegarse bien puede asemejarse a un dragón o una oruga.


Pero eso ya os lo enseñaré más adelante. Estoy en ello, las cosas de palacio van despacio. Y aquí mis manitas, si hacen con cuidado no son tan veloces y los cosidos van a mano, previamente los marco con una aguja de mayor grosor sobre mi costurero sesentero con tapa almohadillada.
Acerca del poema qué contaros, que cada cual saque sus conclusiones.
Quizá alguien pueda pensar que necesito asistencia profesional por estas cosas tan terribles que escribo.
Ya analizaron así mis poemas una vez...
Tranquilidad, nunca he pensado en el suicidio de momento.
Existe algo llamado lenguaje poético.
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