Yo tomaba pastillas
con vino blanco
mientras nos sacábamos
las costillas
el uno al otro.
Escribía en primera persona
lumbre y oscuridad
eran mi medio,
después había un terror
cuando atravesabas la puerta
sin saber si tu ira
iba o venía.
Me anestesié lo suficiente
cuando el bosque
me llamó,
en tu perfil
se diluía un fauno
devorado por la niebla.
Seguido consumía
los ojos en el fuego
poemas,
todo recobraba
un nuevo sinsentido,
las piezas en amaneceres
que no logran
alcanzar el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario